El Impuesto sobre Sociedades representa, detrás del impuesto sobre la renta de las personas físicas, el segundo elemento más importante dentro del esquema tributario de la imposición directa, atendiendo al volumen de ingresos que representa para la Hacienda Pública.
Dentro del ámbito empresarial, su relevancia deriva, por una parte, de la incidencia que el impuesto tiene en la cuenta de resultados de las entidades societarias, y, por otra, de la carga en términos de gestión que la declaración y liquidación del mismo conlleva.